Ubicado en el centro histórico de la ciudad, el proyecto busca rescatar la belleza de los grandes muros de piedra, retomar y darle el reconocimiento al arco como elemento central del espacio y acentuar la calidez a través de su identidad como ciudad agrícola.

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Como parte del bajío, una de las principales actividades económicas de la ciudad es la agricultura; y con ello, el sorgo se vuelve presente en estos paisajes rojizos que al compas de la luz del atardecer crean una danza de destellos en fuego. Este espectáculo es llevado al proyecto, con un campo de sorgo flotado en la sala principal.

Encontraste a esto, la parte inferior se vuelve muy silenciosa, neutra; buscando reintegrar la cantera de sitio y reinterpretar el guardapolvos de los edificios coloniales.